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Conocí a Arantxa a través de las redes sociales, nunca he sido una gran fan de influencers o cosas similares, pero sus ideas sobre la moda ética me parecíó muy inovadora y responsable en ese momento en el que las grandes compañías de fast fashion estaba en el auge. Así que empecé a fijarme en su marca Tulle Rouge. 

Hace un par de años, la contacté para realizar un vestido de invitada de una boda en Filandia, recuerdo el momento en el que muchas invitadas venian a decirme lo bonito y especial que les parecía mi vestido, y la verdad es que fue un diseño muy acertado. 

Y dos años después, me tocó a mi a ser la protagonista de una boda, y Arantxa fue mi primera y última opción para diseñar mi vestido, ella y su equipo me acompañaron desde el primer momento, para crear el vestido, atrevesamos la pandemia juntas, y finalmente hacer el vestido una realidad. 

me captó la idea a la primera, quería algo romántico, con mucho encaje, mucha caida, muchas gasas, el concepto de doble capa, todo aquello que representa mi más profunda personalidad, mi romanticismo, la parte de mi carácter más tierno, mis inseguridades, mis debilidades, mi yo como una mujer que quiere ser cuidada y amada, la que yo en mi entorno profesional nunca he mostrado a nadie, y Arantxa lo consiguió a través de este vestido. 

El día de la boda, este vestido me empoderó, me hizo comprender que tener mi corazoncito frágil, querer ser protegida y amada, No es una deblidad, sino es mi humanidad, y ese día, perdí todas mis inseguridades, rodeada de gente más querida, he podido ser you misma. 

Eli