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Contraté la comunión de mi hija con Catering Campuzano y la arruinaron:
- No tuvieron ninguna flexibilidad para aceptar pequeños cambios en los menús preestablecidos para las comuniones porque " debían tener uniformidad en todos los menús".
- Aunque otras comuniones sí tenían a mí no me aceptaron contar con sombrillas y mesas altas en el exterior.
- Durante la primera hora no había Coca Cola Zero Zero ni Aquarius.
- A pesar de que el número de comensales estaba acordado con anterioridad, en la mesa de los niños faltaba espacio en la mesa y sillas para 2 niños, y no fueron capaces de conseguirlas, por tanto 2 de los niños tuvieron que esperar a que terminaran de comer para poder sentarse y empezar a comer, lógicamente con la comida fría.
- Al contratar el evento me aseguraron que habría 1 camarero por cada 10 comensales, pero la realidad es que sólo hubo 2 camareros para 57 comensales, lo que provocó un caos en la atención de las mesas.
Los adultos tuvimos que esperar a que los niños terminaran de comer para que nos pudieran servir.
Durante la comida teníamos que levantarnos nosotros mismos de las mesas para ir a pedir la bebida a una pequeña barra y así poder llevarlas a nuestras mesas para seguir comiendo.
El tiempo entre los entremeses - primer plato - segundo plato - café - postre fue eterno, en algunos casos de hasta 1 hora y 50 minutos.
El segundo plato (carne) estaba totalmente seco después de horas sin servir.
El café tardó tanto tiempo que mucha gente ya se había levantado de su mesa y no lo tomó.
Cuando comenzó la barra libre, después de pedir en varias ocasiones que empezara, ya había invitados que estaban tomando copas en otra barra pagándolas de su dinero, cansados de esperar.
- A pesar de que acordamos para determinados comensales servir comida teniendo en cuenta sus alergias o intolerancias, sirvieron a todos la misma comida.
En definitiva, el servicio ofrecido fue una auténtica vergüenza, muy lejos del mínimo que se exige a cualquier catering y en total disonancia con el coste del menú.