raqui

Yo lo describiría como un lugar mágico y práctico a la vez.

Por un lado fue el cuento de hadas con el que toda novia pueda soñar. Rodeados de naturaleza, las luces del atardecer primero y de la luna después,  y la elegante decoración a base de centros de flores, velas y zonas perfectamente dispuestas para cada momento de la ceremonia. Rincones llenos de romanticismo en los que fotografiar los mejores momentos. Detalles a cada paso que dejan latente la entrega en el mantenimiento y el cuidado constantes de la masía y su entorno. 

Y los niños, por otro lado, divirtiéndose en la zona de juegos habilitada para ello, bajo la impecable y cariñosa supervisión de monitores que hicieron las delicias de los más pequeños.

Además de lo maravilloso de las instalaciones, destacar el trato profesional, familiar y humano que nos dispensaron a novios y a invitados, haciendo de aquel día algo muy especial e inolvidable.