Miriam

Recuerdo cuando mi ya marido me pidió matrimonio. Me imaginaba encargándome de todo, haciéndolo listas y tablas de excel y midiendo hasta el último detalle. Luego me topé con la cruda realidad: organizar una boda conlleva muchísimas horas de trabajo, experiencia para encontrar a los mejores proveedores y una visión amplia para generar atmósfera más allá de decoraciones aisladas. Y entonces conocí a Sandra, de Visitiendo la Vida, que llegó a mi camino casi por sorpresa. ¡Y vaya sorpresa tan afortunada! 

Desde el principio, tanto Jorge como yo conectamos con ella. Nos encantó su cercanía, su sinceridad, su buen gusto, el mimo que ponía en todos y cada uno de los detalles. Y a día de hoy seguimos convencidos de que contar con Vistiendo la Vida fue una de las mejores decisiones de nuestra boda. Sandra supo crear una atmósfera mágica, mucho más de lo que podría llegar a imaginar. Gracias a ella, el día de nuestra boda solo nos tuvimos que preocupar de disfrutar del momento sabiendo que todo estaba bajo control.

Gracias, Sandra, por "vestir" de magia nuestro gran día y todos los meses de preparativos. Gracias por darle forma a nuestro sueño.