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Elegí De Arroyo para hacerme el vestido de novia y, dos meses después de casarme, no hay día que no piense que ha sido el mayor acierto. Mariló supo captar y dar forma a mis ideas y todo el equipo de De Arroyo le dieron forma de una manera brillante. Fui cómoda, original y no pude sentirme más especial. Volvería a elegirlas por su profesionalidad, talento y calidad humana.